Cómo criar niños felices según la ciencia

Publicado el abril 21, 2014Categoría: Artículos, BlogEtiquetas: 9,5 minutos de lectura

Quiero compartir contigo este artículo que trata sobre la ¡FELICIDAD! Está basado en un interesante artículo escrito por Eric Barker del blog “Barking at the Wrong Tree”: Cómo criar niños felices según la ciencia (How to raise happy kids according to science). Muchos de los datos científicos están basados en el libro “Raising Happiness: 10 Simple Steps for More Joyful Kids and Happier Parents”.

Todos los padres y madres queremos que nuestros hijos e hijas sean felices. Pero, ¿estamos realmente creando un ambiente para lograrlo? No todo depende de nosotros pero al parecer, según la ciencia, muchos aspectos sí.

Paso 1: Empieza por tu felicidad

Qué tan feliz eres afecta en qué tan felices y exitosos sean tus hijos. Una exhaustiva investigación ha establecido un fuerte vínculo entre las madres que se sienten tristes y deprimidas y ese mismo estado en sus hijos. La depresión en los padres en verdad parece causar problemas de comportamiento en los niños; además de hacer nuestra tarea como padres menos efectiva.

¿Cómo cambiar esta situación? Si estás deprimida constantemente deberías buscar ayuda. Pero si es algo que sí tienes la posibilidad de cambiar simplemente intenta reírte más, invita a amigos a casa, ¡disfruta de la vida! Los neurocientíficos creen que el escuchar la risa de otros activa unas neuronas llamadas “espejo” en una región del cerebro que hace que los que la escuchan se sientan tal como si en verdad se estuvieran riendo ellos.

Somos el principal modelo para nuestros niños, nos observan constantemente y si estamos constantemente tristes les damos el mensaje de que la vida es así. Es increíble la facilidad con la que olvidamos que la solución para muchos aspectos relacionados con la vida de nuestros hijos está en nosotros mismos, en nuestra actitud y en la manera como vivimos la vida.

Paso 2: Enséñales a cultivar relaciones

Según la ciencia, si tus hijos cultivan la destreza de la empatía no solo construyen destrezas esenciales sino que también los hace mejores seres humanos. La investigación muestra que a la larga también les hace más felices.

Una vez más tu ejemplo será la manera más fácil. Pídeles que te acompañen a ayudar a otros y pronto querrán también hacerlo. ¿Cómo te relacionas con los demás? ¿Con tu pareja? ¿Con tus padres? Por mi personalidad un poco tímida nunca fui muy de festejar o relacionarme con muchas personas. Pero desde que tengo niños hago el intento de compartir más con otras familias porque sé que es muy enriquecedor para mí y para toda la familia, nos hace más felices.

Paso 3: Elogia el esfuerzo, no la perfección

Los padres que hacen demasiado énfasis en los logros son más proclives a tener hijos con altos índices de depresión, ansiedad, y abuso de sustancias comparados con otros niños. La investigación es muy consistente: elogia el esfuerzo, no la perfección.

Al parecer, la mayoría de los niños que son elogiados por su inteligencia empiezan a querer la cosa simple; no quieren arriesgarse cometiendo un error y perder su status de “inteligente”. Por otro lado, más del 90 por ciento de los niños a los que se les elogia el esfuerzo escogen esforzarse más.

¿Por qué? Cuando elogiamos a los niños no por los logros sino por el esfuerzo y trabajo duro que llevó a esos logros, los niños quieren seguir involucrados en ese proceso. No se desvían de la tarea de aprender porque no están preocupados de qué tan inteligentes se puedan ver o ser.

Paso 4: Enseña optimismo

¿Qué dice la ciencia al respecto? Los niños de 10 años a los que se les enseña a pensar e interpretar el mundo de manera optimista tienen menos de la mitad de posibilidad de sufrir de depresión al ir creciendo y pasar a la pubertad.

De acuerdo a estudios los optimistas son más exitosos en su educación, trabajo y deportes. Son más saludables y viven más. Les va mejor en sus matrimonios. Es menos probable que sufran de depresión y ansiedad.

No me considero una persona optimista y quisiera serlo, me encanta esta característica en mi esposo. Me he dado cuenta que el ser optimista hace que cualquier situación se convierta en una oportunidad de algo por aprender. ¿Cómo lograrlo? Practicando cada día e intentando escuchar nuestras propias palabras para darnos cuenta qué palabras elegimos para describir diferentes situaciones. ¿El ser optimista cambia la realidad de las cosas? Tal vez no, pero el ser optimista definitivamente crea un ambiente positivo que influye en los que nos rodea. Voy a empezar a practicar y convertirme en una persona optimista.

Paso 5: Enseña inteligencia emocional

Los genes marcan mucho en quienes somos, pero definitivamente el ambiente es muy importante e influye mucho en el desarrollo de los niños. Si lo vemos así, sabemos que podemos ayudar a que por ejemplo desarrollemos la inteligencia emocional en nuestros niños. Además, es erróneo el pensar que los niños por naturaleza van a saber entender sus propias emociones. Algo importante es el practicar la empatía, el saber validar lo que sienten y respetarlos cuando están lidiando con ira o frustración.

Acércate al niño, ayúdale a identificar lo que está sintiendo, y permítele saber que el sentir esos sentimientos está bien (incluso si el mal comportamiento no lo sea). ¿Cómo manejas tú tus emociones? ¿Cómo expresas tus emociones? Leía que si tienes una “discusión” con tu pareja u otra persona y, no hay cruce fuerte de palabras, y entre las dos partes resuelven su conflicto podría ser beneficioso que los niños vean este proceso para aprender de aquello.

Paso 6: Forma hábitos de felicidad

Evitemos ciertas actividades, lugares o personas que nuestros niños relacionan con tristeza. No debemos suprimir o negar la tristeza o la depresión, pero sí poder identificar los hábitos que nos ayudan a ser más felices.

Si el caminar en el parque hace a los niños más felices, pues formemos el hábito de salir al parque. Si jugar con nuestros niños a armar rompecabezas les hace más felices pues formemos el hábito de jugar junto con nuestros hijos. Identifica acciones que te sirven y que se aplican a tu caso particular y úsalos.

No esperes que funcione de la noche a la mañana, funciona mejor si estableces pequeños cambios en tu vida para ver poco a poco las mejoras hacia la felicidad.

Paso 7: Enseña auto-disciplina

No pienses que me refiero a poner un montón de reglas y exigir disciplina. Me refiero más a actividades como saber esperar por su turno, respetar las reglas en un museo o cómo comportarnos en la mesa. Según la ciencia la auto-disciplina en los niños parece predecir el éxito futuro mucho más que la inteligencia. Al parecer esto también conduce a niños más felices y más involucramiento en la comunidad.

Una vez más ayuda nuestro ejemplo, además de la práctica de la empatía y el reconocer el derecho de los demás y vivir y ayudar a la comunidad.

La auto-disciplina no se aprende a través de castigos, amenazas o miedo, se aprende a través del amor. Que tus niños se porten como se porten por una razón genuina y no guiados por el miedo. Si intentas corregir solo acciones concretas o superficiales no logras más que infundir miedo y confusión en tus hijos, trabaja en los fundamentos de tu relación con tus hijos. Si tienes una base sólida el resto sigue su rumbo con más facilidad.

Paso 8: ¡Jugar más!

Los niños disfrutan del momento presente y lo practican a través del juego. Según estudios en las últimas dos décadas los niños han perdido 8 horas a la semana de juego libre, espontáneo, no estructurado. Esto puede haber ocurrido por las largas jornadas escolares y actividades extracurriculares.

El juego es esencial para ayudar a los niños a crecer y aprender. El juego no estructurado ayuda a los niños a aprender cómo trabajar en grupo, compartir, negociar, resolver conflictos, regular sus emociones y comportamiento, además de expresarse. Los niños son más felices cuando juegan porque esa es su naturaleza.

¿Ideas? Los niños saben jugar por naturaleza, pero si quieres acompañarles en su juego aquí unas ideas: explorar un parque nuevo, pasear por la montaña o bosque, jugar con bombas de agua hechas de esponjas, pintar con acuarelas, pintar con las manos, jugar con tierra y agua, mirar las estrellas…

Paso 9: Crear un ambiente de felicidad

Nuestros hijos están siendo influenciados constantemente por el ambiente que les rodea. Por lo que podemos “crear” un ambiente adecuado para su felicidad. ¿Cómo?

Menos televisión. La investigación ha demostrado un fuerte vínculo entre la felicidad y NO televisión. Los sociólogos muestran que las personas más felices tienden a ver considerablemente menos televisión que la gente que no es feliz. No se sabe si es la televisión la que hace infeliz a la gente, o si en realidad la gente infeliz ve más televisión. Pero sí sabemos que existen muchas actividades que ayudan a que nuestros hijos sean más felices y armónicos. Si nuestros hijos están ocupados viendo la televisión, no están haciendo esas cosas que les ayuda a ser más felices.

En el artículo original mencionan específicamente la televisión, que a mí tampoco me gusta, sin embargo, podría también incluir aquí a niños que juegan videojuegos violentos o que reemplazan las actividades al aire libre por las pantallas. En otros momentos ya he hablado del recurso increíble que es la tecnología (incluso varios juegos de video) pero usémoslos para acercarnos a la felicidad y no para depender de ellos.

Paso 10: Comer juntos

Los estudios muestran que los niños que se reúnen a comer en familia periódicamente son más estables emocionalmente y tienen menos tendencia al uso indebido de drogas y alcohol. Tienen menos síntomas de depresión, y parece ser particularmente importante entre las chicas adolescentes. De igual forma tienen menos posibilidad de tener problemas de obesidad o desórdenes alimenticios.

El sentirse parte de un grupo donde se comparte algo tan vital como es la comida parece ser la clave. Compartir ideas, expresar sus emociones, colaborar en su preparación, reírse, aprender entre todos, disfrutar de una rica comida.

Así que ¡manos a la obra! A ser más FELICES.

Me gusta mucho esta cita de Harold B. Lee que aparece en el artículo al que hago referencia:

“El trabajo más trascendental que tú y yo haremos en el transcurso de nuestras vidas ocurrirá entre las paredes de nuestros hogares”.