El escribir es una herramienta poderosa, y siempre tuve metida en mi cabeza la idea de que el saber escribir bien era muy importante (si mi papá está leyendo la frase anterior seguramente ya está encontrando algunos errores gramaticales). Pero he decidido que a pesar de no escribir perfectamente me he lanzado a usar esta herramienta para comunicarme con ustedes. Eso toma bastante valentía, sobretodo para alguien introvertida como yo.
Cuando estuve en el colegio se hacía mucho énfasis en Gramática, Ortografía, y vocabulario; además hacíamos muchos ensayos y seguro que me ayudó. También escribíamos un diario que era de lo más difícil porque debíamos escribir sobre lo que hacíamos cada día pero pasábamos la mayoría del tiempo en el colegio entonces era complejo encontrar qué escribir…
Pero tengo muy claro que hay otras formas para aprender a escribir y estamos poniendo en práctica en casa con mi hijo mayor de 14 años. Prácticamente él no hace nada de Ortografía o Gramática formalmente pero sorprendentemente tiene una excelente Ortografía y Gramática. Estoy segura que tiene que ver con la lectura, y no únicamente con el acto de leer, sino sobretodo tiene que ver con “lo que lee”.
Al leer por su cuenta buena literatura, variada, y además al leerle yo en voz alta y al conversar sobre lo que leemos, está haciendo un ejercicio constante al tener acceso a buena gramática, ortografía y vocabulario. Así su mente está en constante exposición a textos bien escritos y por lo tanto, cuando tiene que escribir algo, tiene más facilidad para hacerlo.
Sería un cambio radical y fácil de hacer el ocupar todo el tiempo que se usa en gramática, ortografía y vocabulario en los colegios tradicionales, en asegurarse de que los estudiantes lean buenos libros, que disfruten del proceso, y que no les pidan el famoso resumen del libro al final. La lectura es algo para disfrutar, y si desde pequeñitos están expuestos a buena literatura y existe la costumbre de leerles en voz alta a los niños, se daría un paso gigantesco.
Así que el primer paso que hemos usado para mejorar el escribir es la exposición a buena literatura, pero el segundo paso también es escribir constantemente. Y eso puede ser más complejo si no existe una razón real para escribir. Es decir, si le digo a mi hijo que escriba de algún tema para que practique su escritura lo puede hacer, pero podría resultar un poco aburrido si no existe un propósito real para hacerlo. Así que algunas posibilidades incluyen el buscar razones reales para escribir, como por ejemplo que le escriba a algún amigo o pariente que viva en otro lugar. Otra forma es simplemente inscribirle en un taller de escritura creativa facilitado por alguien que tenga un estilo respetuoso e interesante de enseñar (mi hijo está ya 2 años en un taller de escritura creativa unas 3 horas semanales, una vez a la semana y disfruta mucho).
Es interesante además que mi hijo me cuenta que quiere escribir bien en los chat de un juego de video porque dice que la forma como escribe dice mucho de él, y le toman más en serio si escribe bien. Hay que aceptar que los famosos chat sí son una forma de comunicarse, y a pesar de que a veces hay incluso palabras inventadas, es un sistema de comunicación y mientras tengan claro que es una forma de escritura que no usarían en un contexto formal no me parece malo (a menos que sea lo único que escriben…)
Otra forma interesante de practicar gramática, vocabulario y ortografía es con el temido “copiado”. Antes de hacer educación en casa, asociaba al dictado con una actividad muy a la antigua, pasada de moda y muy de escuela tradicional. Sin embargo, al leer sobre homeschooling veía que había muchas familias, y de bloggeras que respeto, que usaban esta práctica del copiado con sus hijos. Me puse a leer más sobre todo lo que involucraba el copiado, y empecé a usarlo con mi hijo mayor. Oh sorpresa, a pesar de que no es algo que le encantaba, es una actividad que de cierta forma sí disfrutaba y todavía lo hace.
Funciona así:
- Él escoge un pasaje o unos tres párrafos del libro que esté leyendo (una parte que ya haya leído). Esto le toma un poco de tiempo porque quiere escoger algo que sea interesante, algo que le llame la atención, o una parte divertida.
- En su cuaderno de copiado (me aseguré de conseguir un cuaderno bonito, con pasta dura, que sea diferente, especial) anota la fecha, el nombre del libro y el autor y copia el texto que escogió, es decir lo transcribe.
- Se asegura de tomar en cuenta puntuación, y además buena letra.
- Una vez terminado vuelve a leer su párrafo, revisa, corrige si hiciera falta y listo.
- Si al revisarlo tú, encontraras 3 errores o menos es normal. Si hubiera más de tres errores significa que todavía se debe escoger menos texto o menos complejidad. Y no pasa nada si eso significa que tu hijo pueda copiar 1 oración, la idea es que también se sienta que es algo que lo puede hacer.
- Cuando le reviso no le tacho, ni le digo directamente si hubiera un error. Más bien suelo decir lo siguiente, “creo que debes revisar porque hay un error de ortografía”, o “revisa la tercera línea”.
- Si tuviera que corregir lo hace, entonces me lee en voz alta el texto y nos ponemos a conversar sobre el texto. Es decir, su significado, por qué escogió ese texto, incluso analizamos si estamos de acuerdo o no con el uso de las comas y puntos. Así nos hemos dado cuenta que hay autores que les gusta usar más comas que otros y que las formas gramaticales son variadísimas. Es decir, el mensaje que quiero que mi hijo vea es que hay infinitas formas y estilos de escribir.
¿De qué me sirve el copiado?
Pues resulta que una de las cosas más difíciles del “escribir” es que involucra muchísimas destrezas, desde la destreza de la caligrafía, la creatividad para saber qué escribir, saber vocabulario, puntuación y gramática. Es simplemente demasiado. Pero al copiar un texto estamos liberando a nuestra mente del tener que pensar qué escribir, o cómo hacerlo, y si lo hacemos con suficiente constancia nuestro cerebro empieza a automáticamente entender el sistema de puntuación, el vocabulario, el orden de las palabras, etc. Incluso puede ayudar a la creatividad en lo que escribimos, al leer la gran variedad de temas, contextos, conflictos e historias de los diferentes autores.
- La clave está en hacerlo como una actividad con constancia, es decir, mínimo 2 o 3 veces por semana.
- Que sea una actividad relajada.
- Conversa con tu hijo o hija sobre la utilidad de la actividad y analicen el texto. (No tienes que ser una experta, es simplemente leer el texto y hablar sobre lo que se te viene a la mente con el texto y la forma de escritura).
- Ama a tu hijo en el nivel en el que se encuentre. Lo lindo de la educación en familia es que él o ella puede hacerlo a su propio ritmo. Así que puede ser que necesite 3 párrafos grandes o 3 líneas, pero que exista constancia. Valdrá la pena. La idea es que haya 3 errores o menos en su copiado.
- No hace falta una calificación, vas a ver su cara de satisfacción si lo hizo bien y si puso empeño.
Otras fuentes para textos para copiados pueden ser poemas y/o citas famosas. La clave es que sea buena literatura porque queremos asegurarnos que se exponga a buena literatura.
Vas a ver que poco a poco, cuando sea él o ella quien escribe sus propias ideas, tendrá más facilidad para hacerlo con esta simple práctica que toma unos 20 minutos de tu parte cada vez.
Si me preguntan a qué edad se debe empezar con esta actividad, no podría contestar, porque mi hijo empezó homeschooling a los 10 años, pero veo que sería una actividad muy útil desde muy pequeños empezando con palabras que les llame la atención, o frases cortitas, siempre y cuando sea una actividad relajada, no forzada, ir poco a poco, estoy segura que habrá niños o niñas a quienes les podría gustar mucho. Ya te contaré en el futuro cómo me va con mi pequeño que tiene toda la lectoescritura por delante. Con mi pequeño somos completos unschoolers porque es pequeñito todavía, pero siento que con mi hijo mayor hay más intencionalidad en las propuestas de actividades. Incluso ya está en edad en darse cuenta por sí mismo la utilidad de esta actividad.