Por: Dayna Martin de www.daynamartin.com
Nombre original del artículo: The Evolution of Children’s Rights
Traducido por: Natalia Rivera de ConTusGuaguas.com con permiso de la autora.
Los niños y niñas son el grupo de gente más discriminado en nuestra cultura hoy en día. Mucho del daño que varios de nosotros estamos intentando curar se relaciona directamente con cómo nos criaron y nos trataron en nuestras vidas mientras crecíamos. Como niños, fuimos controlados y se aprovecharon de nosotros, incluso sin que nos diéramos cuenta. El control y el abuso pudo haber sido todo lo que los adultos de nuestras vidas conocieron como herramientas de crianza porque fue como ellos también fueron criados. Existe una mejor forma – una mucho más pacífica y respetuosa manera para vivir con niños. Esta forma es revolucionaria, poderosa pero exige mucho. Requiere de una re-evaluación de nuestro rol como padres y de un lavado de nuestras mentes y formas de pensar que han sido condicionadas por la institución de la escuela. Tengo fe que nuestra cultura está lista. Permíteme ayudarte avanzar en esta nueva forma.
Fuimos criados en una era donde el rol parental se enfocaba en la obediencia y el control. Como niños, fuimos entrenados para creer que la vida se trataba de recibir órdenes, que en esencia sólo ayudaba para alcanzar las metas de los adultos en nuestras vidas. Los niños aprenden lo que viven. Al ser criados en un paradigma autoritario, los niños aprenden que la vida se trata de forzar a otros para lograr suplir sus necesidades. Esto crea un ciclo de narcisismo que nuestra cultura culpa a los padres !por no ser lo suficientemente controladores!
La mayoría de personas que escogen educar en casa a sus hijos compran un currículum y hacen exactamente lo que hacen las escuelas, en casa. Es el modelo y forma de pensar basado en un aprendizaje forzado, control e injusticia. Cuando los padres siguen las ideas de alguien más de lo que creen que sus hijos deberían saber a cierta edad, están creando un distanciamiento entre ellos y sus hijos y se da inicio a una falta de confianza en las habilidades del niño. Cuando los padres evalúan, dan calificaciones y comparan a sus niños con otros, el aprendizaje se ve afectado y se daña la relación padres/hijos, el más importante y necesario fundamento para el crecimiento y aprendizaje verdaderos.
Cuando los niños son respetados y se les permite disfrutar de una libertad verdadera, la mayoría de ellos escoge vivir una vida sin ir a la institución de la escuela y todo lo que va con ella. Para nuestros niños esto significa vivir la vida sin un currículo forzado o un trabajo escolar tradicional. Nosotros no dividimos a la vida en materias o asignaturas; nosotros no damos calificaciones o hacemos que nuestros hijos se pasen llenando hojas de libros de trabajo. Nosotros confiamos en que nuestros niños aprenderán lo que necesitan en su propia senda de vida para ser felices y además, ser exitosos. Este nivel de confianza en los niños es prácticamente inexistente en nuestra cultura, porque nunca nadie confió en la mayoría de nosotros cuando fuimos niños. Esto nos ha llevado a años de intentos por sanar y poder restablecer la confianza en nosotros mismos, en nuestra voz interior y habilidades en la vida. Estoy viendo cada día que el otorgar libertad a mis niños y confianza en cada área de sus vidas les ayuda a mantener sus voces internas, amor propio, y creatividad intactas y fuertes. Este es uno de los regalos más grandes que puedes dar a otro ser humano – confiar en ellos.
Yo no me veo como la profesora de mis hijos. No me paro frente a ellos para llenarles de conocimiento como la autoridad que lo sabe todo. Mi trabajo es el ofrecerles lo más que pueda del mundo para aprender y crecer. Me veo como una facilitadora de los intereses y deseos de mis niños en su vida. No necesito saber todas las respuestas. Sin embargo, necesito saber cómo encontrar las respuestas a través de recursos que el mundo ofrece. A través del internet, la televisión, libros, video juegos, salidas de campo, vacaciones, recursos de la comunidad, y oportunidad de ser aprendices de otros, ofrecemos a nuestros niños más de lo que la escuela tradicional podría llegar a ofrecer alguna vez. Nuestros niños están aprendiendo que las respuestas no siempre se presentan en blanco y negro. Están aprendiendo sobre las diferentes teorías y filosofías y desarrollando sus propias creencias. En resumen, ¡estamos criando libre-pensadores!
Otro importante aspecto de proteger los derechos de los niños es el velar por el derecho humano fundamental de libertad de pensamiento. No intentamos fisgonear en sus mentes para acceder a lo que saben. Los niños de hoy no tienen este derecho humano básico y sus mentes están siendo constantemente invadidas. Esto es increíblemente agresivo y no es una forma correcta para descubrir lo que una persona verdaderamente conoce. Yo pienso que lo que mis hijos están aprendiendo es su asunto, y no es correcto o necesario intentar evaluar su conocimiento constantemente.
La educación no es el principal enfoque en nuestras vidas. Nuestro enfoque es en la conexión familiar y en seguir nuestras pasiones y nuestros intereses juntos. La felicidad y el amor guían nuestros días. Nuestros niños reciben una educación fenomenal, como un efecto de vivir una vida enriquecedora y llena de felicidad juntos. Nuestro hogar está lleno de recursos interesantes para explorar y aprender desde música, arte, juegos, manualidades. Nuestros estantes de cocina están llenos de ingredientes para cocinar y para hacer experimentos. Nuestra biblioteca está repleta de material de lectura para expandir la mente, revistas informativas, y juegos y rompecabezas intrigantes. En lugar de ver a nuestro hogar como un museo de nuestras cosas, lo vemos como un taller de nuestras pasiones y un centro de recursos de aprendizaje y crecimiento personal.
Los niños son seres humanos que viven el momento, muy naturalmente. El punto de vista de la cultura ha sido siempre el que los niños deben prepararse para el futuro, en lugar de vivir plenamente el presente y lo que están aprendiendo y experimentando. Luego como adultos tomamos clases, y leemos libros de autoayuda en un intento de regresar a ese estado natural de estar en el presente. El estar preparando constantemente a los niños para el futuro es como si a los adultos les sentáramos en un salón de clases, en contra de su voluntad todo el día, cada día, preparándoles para la jubilación. ¿Qué tan ricas serían nuestras vidas si nos forzaran de esa manera?
La educación es una parte importante de la vida, pero no antes de asegurarnos una sólida, e importante base de confianza, conexión, y alegría de vivir juntos y hacer cosas que nos gusten como familia. Nosotros hemos decidido el poner a nuestra familia antes que la institución de la escuela. No puedo imaginar el que tenga que pedir permiso para permitirme tiempo con mis niños o tener que vivir nuestras vidas alrededor de la agenda de la escuela. ¡Esta no es una libertad verdadera! Las necesidades de la escuela siempre van antes que las necesidades de familia. Para mí, ésta es una locura, y escojo que eso no sea parte de nuestras vidas en absoluto. Vivimos nuestras vidas juntos porque queremos estar juntos en familia. Nuestros niños quieren estar con nosotros, y nosotros queremos estar con nuestros niños. Cuando no adoctrinas a tus hijos en la escuela, el vínculo y la conexión que tienes se mantiene intacta y fuerte.
La idea de abandonar algo o no terminar no existe en nuestras vidas, porque un niño completará tanto como quiera de un tema hasta que esté personalmente satisfecho. Cuando han ganado suficiente conocimiento o información para satisfacer sus propias necesidades, avanzan a algo más. El trabajo de nuestros niños no tiene que estar acabado o completado de acuerdo a los estándares de alguien más. Los niños que practican el “unschooling” pueden ir tan lejos como escojan para entender un tema. Este aspecto del aprendizaje natural es diferente que en una situación de aprendizaje forzado donde los niños no solamente son forzados a acabar actividades según los estándares de alguien más, sino incluso son evaluados en qué tan bien lo hicieron. El enfoque cuando hablamos de aprendizaje, no está en el contenido, sino en el cumplir con las normas y obedecer ante todo lo demás.
Respetamos a nuestros niños en sus caminos en lo que quieren aprender o conocer de la vida. Nuestros niños son dueños de sus vidas y viven con una autonomía plena. Nuestras vidas se enfocan en la confianza, libertad, y en la creencia de que los humanos aprenden mejor cuando se encuentran internamente motivados. Cuando los niños son llevados por sus propios deseos aprenden lo que necesitan, y no será de acuerdo a la idea de lo que alguien más piense que es lo mejor para ellos. El aprender da mucho placer cuando no es forzado. ¡Los niños quieren aprender y comprender nuestro mundo! No requieren ser forzados o obligados para hacerlo, e incluso aprenden menos cuando les damos el mensaje de que nosotros sabemos lo que es lo mejor y que ellos no son capaces.
No estamos hechos para que todos sepamos lo mismo en la vida. Los niños en la escuela están siendo forzados a aprender las mismas materias y contenido. Esto es tan irreal y antinatural. Cada ser humano tiene diferentes fortalezas y destrezas. A través de vivir la verdadera libertad con nuestros niños estamos reconociendo este hecho. Los niños que viven con sus derechos humanos respetados tienen tanto conocimiento como los niños en la escuela, pero su conocimiento está perfectamente alineado con quienes ellos son como individuos. Cuando un padre o madre está activamente facilitando el aprendizaje, está brindando la educación más comprensiva y perfectamente individualizada que uno podría recibir.
Mis niños aprendieron a leer por tan solo estar rodeados de la palabra escrita. Es un aprendizaje de total inmersión. Cuando nuestros niños nos preguntan cómo se deletrea algo, no les evaluamos o probamos; compartimos la respuesta y actuamos como un recurso que tiene valor. No hacemos preguntas condescendientes para evaluarles. No les decimos que vayan y lo busquen. El aprendizaje de inmersión total honra a nuestros niños como aprendices únicos. Mi hijo, Devin aprendió a leer jugando juegos en línea. Él estaba tan motivado por jugar el juego y chatear con sus amigos que aprendió muy fácilmente. Él aprendió cuando su mente estuvo lista y cuando estuvo internamente motivado, porque la lectura fue una herramienta en su vida para ayudarle a alcanzar lo que él quería.
La lectura, la escritura y las matemáticas son herramientas que nos ayudan para alcanzar más de lo que queremos y necesitamos en la vida. Estas útiles herramientas se aprenderían fácilmente si no estuviéramos convencidos que el aprenderlas fuera algo tan tedioso y difícil, tomando años de práctica, entrenamiento y enfoque. En nuestras vidas, estas herramientas fueron captadas fácil, rápida y naturalmente. Yo pienso que las escuelas quieren hacernos creer que sólo ellas tienen la patente para el aprendizaje de lo “básico”. No caigas en esta mentira por tu propia experiencia en la escuela. El aprender a leer no fue lo difícil. Fue el tiempo y el método que creó la idea de que el aprender fuera difícil.
Los intereses y pasiones de nuestros niños son algo que respetamos como una extensión de quienes son ellos. Yo no juzgo un interés como si tuviera más valor que otro. Veo el aprendizaje en todo lo que hacen mis niños y no sólo en lo que las escuelas dicen que tiene valor de ser aprendido. A nosotros nos lavaron el cerebro con la idea de que sólo las materias o asignaturas de la escuela tenían valor. Toma tiempo el deshacer esta creencia tan arraigada, pero es esencial el abrazar el aprendizaje natural. Creo que la asignatura más importante de la vida de mi hijo es lo que sea que él esté interesado.
El interés de mi hijo es el núcleo de su aprendizaje en cualquier momento dado. A pesar de que nosotros no partimos a la vida en asignaturas, si haríamos una disección de los intereses de mi hijos, verías que se involucran en todas las asignaturas de la escuela tradicional y en muchas más. Vivimos la vida apasionadamente y facilitamos su aprendizaje de igual forma. Al hacer esto, nuestros niños obtienen una educación perfectamente alineada con quienes ellos son como individuos, sin tener que nunca forzarles a hacer algo que ellos no quieran hacer.
Vivimos en un mundo donde se les dice a los padres que controlen y que modifiquen el comportamiento de sus hijos. Se les dice que ese es el objetivo como padres. La mayoría de padres se enorgullecen de lo obedientes que son sus hijos y se avergüenzan cuando sus hijos no les escuchan. No fue hace mucho que se les decía a los hombres que golpeen a sus esposas si no les obedecían. Los hombres eran incentivados por sus padres, amigos y líderes a castigar a sus esposas duramente por la desobediencia. ¡Miren qué tan lejos hemos llegados desde entonces! Los hombres serían arrestados hoy en día si vivieran su vida de esa forma ahora.
Creo que la misma evolución está pasando con los niños y sus derechos. Estamos en la cúspide del cambio. En el tiempo, vemos hacia atrás a esos días con disgusto y remordimiento. Cuando podemos conocer de la injusticia que los niños viven a través del ser controlados, castigados, y forzados a vivir una vida de sometimiento podemos comenzar a curarnos de nuestra propia crianza.
Nosotros nunca hemos castigado a nuestros niños. Sin embargo, ellos son compasivos, bondadosos y respetuosos con la gente. Siempre nos hemos enfocado en las necesidades bajo su comportamiento, en lugar de intentar controlarlos. Abrimos nuestros corazones para entender que los niños están haciendo lo mejor que pueden en cada momento dado. Sé que muchos adultos no pueden siquiera controlar su propio comportamiento después de treinta o cuarenta años de experiencia en la vida, y todavía, esperamos que los niños sean capaces de controlar sus emociones después de experimentar apenas pocos años en la Tierra. Tenemos expectativas poco realistas de nuestros niños en la cultura hoy en día.
Los padres de hoy están haciendo lo mejor que pueden con lo que saben, sin embargo muchos se sienten vacíos y se preguntan por qué sus hijos no les estiman o no quieren estar con ellos. Escuchamos palabras como rebelión y pensamos que eso es lo normal, pero ¿qué tal si no hubiera nada contra qué rebelarse? ¿Qué tal si viviéramos el respeto por nuestros niños que nosotros demandamos que tengan por nosotros? ¿Qué tal si pudiéramos reconocer que los castigos modelan injusticia y que a través de mostrar el poder para controlar a otra persona les estamos enseñando a hacer lo mismo? Es a través de la bondad, el amor y entendimiento que nuestros niños aprenden del amor y la paz y como respuesta lo reflejan hacia el mundo.
Las familias que viven en paz y libertad usualmente no tienen que lidiar con la rebelión de sus hijos porque nunca han tenido una pared que se interponga entre ellos y sus deseos. Es más, vemos nuestro rol como el ayudar a nuestros hijos para que obtengan lo que quieren. Nos movemos de disputas de poder y control a la conexión y cooperación. Cuando hacemos este cambio, descubrimos el amor y los sentimientos profundos de alegría que se experimenta al vivir la paternidad así.
Los adultos interactúan con los niños de forma diferente con como lo harían con otros adultos. Están constantemente entrenándolos: buen trabajo, muy mal, no hagas eso, haz esto. Este control incesante y forma de juzgar es una forma antinatural de interactuar con otro ser humano a quien valoramos y amamos. Los niños instintivamente saben esto y sienten una energía negativa por el control de los adultos que los rodean. Al vivir el rol del entrenador de tu hijo estás cumpliendo las necesidades del gobierno que quiere esta sumisión de los niños, y ¡así no se convierten en adultos libre-pensadores! La paternidad autoritaria no nos ayuda a satisfacer nuestras necesidades. Sólo las necesidades de los que están en el poder.
Existe una gran distinción entre la paternidad autoritaria y una paternidad entre iguales con los niños. En la una se satisfacen únicamente las necesidades de los padres y en la otra se respeta las necesidades de todos en la familia por igual. La gente no ve que el “entrenar” a un niño sea malo, pero es muy frustrante para el niño tener a alguien que intenta controlar su comportamiento todo el tiempo y nunca valora o intenta entender las necesidades reales que van atrás de ese comportamiento. Los niños no son adultos, y el estar en una relación donde se los prepara constantemente para la adultez no les permite vivir la verdadera alegría de la niñez.
El respetar los derechos y libertades de los niños es un enfoque revolucionario en torno a la paternidad y la educación y de seguro cambiará la historia. Ésta es una filosofía de paternidad que está liderando una nueva forma de pensar, sin embargo todavía basada en un conocimiento instintivo. El paradigma de una paternidad entre iguales está ganando impulso. Nuestra cultura necesita darse cuenta que el vivir con respeto y libertad es la forma más responsable de crear un mundo más pacífico.
La forma como nuestro gobierno, las instituciones y los medios nos dicen que criemos está perpetuando el paradigma autoritario que nos está distanciando de nuestros niños y nos está robando la alegría de la forma natural de criar para la que por naturaleza estamos hechos como padres. ¡Retomen sus vidas y las vidas de sus hijos! ¡Abracen la libertad y la alegría que les espera y comiencen a desaprender y vuelvan a aprender de una forma mejor! Los niños aprenden como viven y si vivimos como iguales con ellos, crecerán viviendo con esta forma de ver al mundo y traerán respeto, bondad y paz a este mundo. La libertad les espera a ti y a tus niños en formas nunca antes pensadas.
La autora, Dayna Martin, ha estado inspirando a otros por más de una década al compartir su experiencia sobre nacimiento natural, crianza con apego y Unschooling. Es reconocida por compartir su experiencia en el Unschooling Radical. Para conocer más del unschooling radical revisa su sitio oficial www.daynamartin.com