Planificando en educación en familia

Publicado el julio 22, 2015Categoría: Artículos, BlogEtiquetas: , 7,7 minutos de lectura

Estoy en plena temporada de planificación del siguiente periodo con mis hijos de casi 14 años y 3 años. Me doy cuenta que la forma como veo al homeschooling y la forma como planifico ha ido variando a través de estos 3 años y quiero compartir algo del proceso.

La forma de planificación varía mucho con la personalidad de nuestros hijos, nuestra personalidad, con qué tan cómoda me sienta con tal o cual sistema o veo que también depende de la etapa de desarrollo en la que se encuentran mis hijos. Incluso depende de las circunstancias de la vida en el momento que me encuentre. El primer año de homeschooling empecé bastante inclinada hacia el unschooling, que es de cierta forma un aprendizaje no directivo, pero igual involucra una participación activa de los padres.

Y me gustó mucho ese proceso y pienso que fue la mejor manera de iniciar pero poco a poco me he ido inclinando hacia un homeschooling ecléctico, es decir donde uso un poco de los principios del unschooling pero también incorporo principios de otros enfoques o metodologías.

Mi primer año fue el año para conocernos mejor. Tal vez te sorprenda esto, pero el estar tantas horas al día separados por muchos meses al año, nos desconecta (mi hijo mayor estuvo escolarizado por varios años). El primer año de homeschooling es un año de insertar a los niños en la vida real, de reconectarnos, de reencontrarnos. De compartir la vida diaria, de crear un ambiente donde los niños se sientan a gusto. Pero la parte difícil también, para los niños que estuvieron escolarizados, puede ser el tener elecciones en la vida y que les cueste elegir qué hacer sin que les digan qué hacer.

Tomando en cuenta justamente eso, me concentré en tener recursos en casa disponibles como revistas, libros interesantes, hacer paseos en la naturaleza, ver documentales y películas interesantes y así ir descubriendo qué era lo que le interesaba a mi hijo mayor. En el caso de mi hijo menor, él era hace 3 años un bebé pequeñito, y me pedía mucha atención y tiempo.

Así fue como mi hijo mayor por su cuenta se interesó en las Matemáticas, en la Programación, y en la lectura. Entonces busqué los recursos necesarios en esas áreas. También trabajé para lograr que tenga actividades fuera de casa, y se relacionara con otras personas fuera de su familia. No fue todo felicidad, hubo dudas, hubo temores, pero la mayoría de días eran bastante interesantes y sentía que este nuevo estilo de vida definitivamente traía muchas ventajas en el caso de nuestra familia. La flexibilidad, sobretodo cuando tienes un bebé en casa, ¡es una maravilla que te da la vida!

A los pocos meses de comenzar con homeschooling ya vi una diferencia grande en mi hijo mayor (en ese tiempo 11 años). Mucho más relajado, muy interesado en aprender, en leer mucho por su cuenta, en ayudar más en las labores de casa, alimentarse mejor, y sobre todo ¡una unión familiar increíble!

Creo que además de la increíble unión familiar, para mí ha sido y es un crecimiento enorme, tanto emocional como intelectual. No cambio por nada el ver crecer a mis hijos.

Ahora, tres años después, con mis hijos más grandes veo que sí ha cambiado la forma como planifico. Seguramente se debe a que mi hijo mayor está en otra etapa de desarrollo. El antiguo historiador Plutarco nos dice que “la educación no es llenar un recipiente, sino encender el fuego”, y estoy segura que todos estaremos bastante de acuerdo en eso. Pero recordemos que para encender el fuego se requiere de un fósforo y luego tenemos el trabajo de mantener esa llama encendida. Y ahí es donde entra nuestro papel como padres educadores. Si únicamente estamos en un modo relajado de homeschooling podríamos caer fácilmente en el error de no ponernos en el rol de verdaderos mentores. De padres inspiradores que sí hacemos propuestas pero tomando en cuenta las necesidades e intereses de nuestros hijos.

También en esta nueva etapa en la vida de mi hijo mayor (casi 14 años) siento como si él me pidiera que le exija más. También me he dado cuenta que le encanta aprender y quiere más retos. Es fácil aprender un tema que le guste y le interese mucho, pero puede ser un reto aprender otros temas que, a pesar de que no sean del todo su interés, resulte que se convierten en algo que sí le interesa después de todo, y que si no le hubiera presentado o propuesto seguramente no lo hubiera conocido.

Hacemos una reunión semanal donde hablamos sobre sus propuestas de estudios, y a veces hay muchas y a veces casi nada. Y también le hago propuestas. Y no se trata de hablar de temas sino de incorporar su vida completa. Es decir, si siente que le cuesta gestionar su tiempo (a muchos adultos también nos cuesta, sobretodo si no tuviéramos horarios o fechas límite, o evaluaciones), vamos viendo diferentes estrategias para que gestione mejor su tiempo. Así que está temporada el sistema que más le gusta a él es tener una agenda donde yo le escribo las propuestas que hablamos en la reunión semanal de planificación (propuestas suyas y mías), para cada día, él las revisa, decide si deja alguna fuera, decide en qué orden las realiza y se organiza solo su día. Cada noche revisamos juntos su agenda y trabajo unos 10 minutos en anotar las propuestas del siguiente día. Lo importante es involucrarle a él cien por ciento en la planificación, pero siento que de todas formas sí le da seguridad el saber que hay un plan.

A pesar de que a muchos homeschoolers no les gusta la palabra evaluación, porque la vemos como muy cercana al método que se usa en la escuela tradicional, es fundamental que exista algún tipo de evaluación. Cuando mi hijo mayor, hace más de un año hizo el curso “Imaginando otras Tierras” (Imaging other Earths) de la Universidad de Princeton a través de la Plataforma de Coursera, fue muy interesante el proceso de hacer su pruebas y sus ensayos porque no se trataba de ser mejor que otros, sino que se era una autoevaluación, que le ayudaba a darse cuenta de sus errores y los corregía.

Cuando se escucha de requerimientos de cierto número de días dedicados al estudio, o tener que rendir exámenes, o tener que cumplir con llenar un portafolio de evidencias con las «principales materias» te das cuenta de lo siguiente:

  • Puedes aprender en todo momento así que lo de «cierto número de días» empieza a ya no tener sentido, sobretodo porque te empiezas a dar cuenta que igual tu hijo lee por su cuenta los fines de semana, y que ya se hace raro lo de vacaciones o la entrada a clases porque el aprendizaje continúa.
  • Te das cuenta que es más difícil aislar el conocimiento en asignaturas. Eso es algo inventado por un sistema. La Química, la Física, las Matemáticas y la Biología están tan conectadas que no puedo pensar en estudiarlas de forma aislada. La Historia se inserta igual y para aprender estás haciendo uso del Lenguaje. Y si no estás bien nutrido o descansado o estás mal emocionalmente pues no puedes ni concentrarte. Por lo que te recuerda que la salud y nuestras emociones también están conectadas con todo. El aprendizaje se vuelve más holístico, más orgánico y más real.
  • Que aprender de un texto tipo escolar es la forma menos indicada para aprender. No digo que no podamos aprender de un texto estilo escolar (incluso hemos usado partes de textos para algo de Química y Matemáticas con mi hijo), solo digo que si usamos los textos escolares como la principal forma de aprender no estamos entendiendo cómo funciona el aprendizaje. Hay tantas maneras increíbles, variadas, y divertidas de aprender!  Si a tu hijo o hija le gustan los libros tipo textos escolares, pues no pasa nada, siempre y cuando esté expuesto/a a otras formas de aprender adicionales.

La planificación en el homeschooling, sin importar el enfoque o método que se use, es fundamental. Como dice Sarah Mackenzie en su libro “Enseñando desde la tranquilidad” (Teaching from Rest), “la tranquilidad no es la ausencia de trabajo, sino hacer lo correcto en el momento correcto. El planificar nos permite estar tranquilos mientras trabajamos en acompañar a nuestros hijos mientras crecen.