Cuando estás convencida o convencido de algo que es fuera de lo común y lo haces, ocurre algo. Te sientes muy bien por finalmente haber tomado esa decisión que tanto querías, pero luego ocurre algo más. Empiezas a sentirte medio aislada, medio fuera de lugar y es muy probable que empieces a perder el rumbo. Te invaden las dudas y el miedo. Las personas que te rodean empiezan a cuestionarte mucho y por más convencida que estabas en un principio, empiezas a preguntarte si estás haciendo lo correcto.
Aquí es cuando un grupo de personas que piensen parecido a ti pueden hacer una gran diferencia. Los seres humanos somos seres sociales y nos sentimos mejor cuando somos parte de un grupo, de una tribu, de una comunidad. Es por esto que en mi camino de cambiar de la escolaridad a la no escolaridad uno de mis objetivos iniciales fue el buscar familias que hacían lo mismo.
En Sudamérica, donde el movimiento de educación en casa está en sus inicios, el buscar un grupo de apoyo puede ser más complicado. Sin embargo, con ayuda del internet, se ha vuelto mucho más fácil el conocer gente con similares ideas respecto a la educación natural y respetuosa para nuestros niños.
En pocos meses descubrí que habían varias familias que practicaban la educación en casa y muchas que estaban interesadas en hacerlo en el futuro o que buscaban alternativas a la educación tradicional.
Cuando era guía de turismo y trabajaba con grupos muy diversos de personas que no se conocían entre ellos, ocurría algo. Si había algo en común suficientemente fuerte entre los miembros del grupo, eso era suficiente para crear una dinámica muy interesante. Por ejemplo, una vez había más de una docena de personas de diferentes clases sociales, diferentes países, diferentes profesiones pero a todos les apasionaba la naturaleza y las travesías de kayak de mar. Esa actividad creó inmediatamente un vínculo fuerte entre todos y fue suficiente para el éxito del viaje, además de crear lazos de amistad muy fuertes.
Algo parecido ocurre con los grupos de educación en casa, crianza o educación alternativa. Grupos de personas muy diversas pero unidas fuertemente por el sentimiento de acompañar a nuestros hijos en su proceso de crecimiento con una educación más apegada a la idea del respeto a la individualidad de cada niño y la importancia del acompañarlos en su proceso de crecer.
¿De qué nos sirve ser parte de un grupo de apoyo?
- Compartir las experiencias entre todos.
- Conocer que todos tenemos algo que aportar. Mientras más diversidad exista en cuanto a conocimientos y destrezas más enriquecedora es la experiencia. Es decir, se pueden compartir los conocimientos. Si alguien es experto en plantas, o en programación, o en escritura, o en arte, se pueden intercambiar saberes entre todos.
- Poder conversar con gente que sabes que está alineada de cierta forma con tu estilo de vida.
- Los niños y niñas pueden conocer a una diversidad de personas con edades diferentes, y saberes diferentes. Es una forma de ampliar el panorama para nuestros niños.
- Las mamás y papás tienen la oportunidad de intercambiar ideas, no sólo del tema de educación sino de cualquier tema. Una mamá de niños pequeños me contaba alguna vez “¡a veces me hace falta hablar con otros adultos!”
- Dar oportunidad a los niños para que jueguen y se conozcan y logren también formar su grupo de amigos. Aunque recalco que muchas veces las amistades son entre niños con otros niños, pero también niños con adultos. Es una socialización mucho más sana y real que el de las escuelas.
- Los niños pueden compartir lo que están haciendo y mostrárselo al resto de niños y/o adultos. Muchas veces veo que al ver lo que otro niño hace incentiva para que los otros se interesen por ese tema en particular.
- Se pueden organizar paseos y visitas a museos o simplemente divertirse juntos.
Me parece importante que en los grupos de apoyo las propuestas vengan de diferentes personas del grupo, así no existen “expertos” sino más bien se valora el aporte que cada uno puede dar al grupo.
Y lo primordial es asumir la responsabilidad que para ser parte de un grupo debe haber un compromiso real para hacer lo posible por participar y hacer propuestas. Es muy común esperar a que alguien más organice y haga las propuestas, pero para que un grupo funcione debe haber participación de la mayoría de sus miembros. Sí, es un trabajo el tener que movilizarnos para asistir a las reuniones, pero si hemos decidido como familia emprender este camino, también debemos saber que tenemos una responsabilidad con nuestros niños para ofrecerles siempre la oportunidad de conocer más personas y ampliar sus horizontes.