El solo hecho de sentarme junto a mi abuela me tranquiliza. Es como si ella pudiera extender un velo invisible protector sobre mí. Es llena de historias increíbles de su vida, una risa contagiosa, y un alma genuina y sabia, con su intuición intacta.
Ella es parte de un grupo maravilloso de mujeres, a quienes aprecio mucho, que nos reunimos una vez al mes para comentar sobre diferentes libros. Uno de esos libros que me gustó mucho y seguramente has leído o oído hablar es «Mujeres que corren con los lobos» de Clarissa Pinkola Estés. Esta pscioanalista junguiana habla mucho del poder de la intuición y la forma como nos ayudaría el poder escucharla.
Esta autora afirma que la intuición es el tesoro de la psique de la mujer; y la compara con una sabia anciana que sabe exactamente lo que deberíamos hacer. El problema es que nosotros mismos ponemos muchas trabas para hacer lo que nuestra sabia intuición nos sugiere. Al estar cómodos con nuestra vida actual nos asustan los cambios, y a pesar de saber que hay asuntos que no están del todo bien, preferimos no hacer nada al respecto para mantenernos en lo «conocido». Pero si se trata de tu propio hijo, de tu propia hija, yo pienso que es momento de escuchar tu intuición, actuar y no esperar más.
Y ¿cómo sé lo que me dice mi intuición sobre mis hijos? La intuición te hablará a través del brillo de sus ojos. No tiene nada que ver con calificaciones, ni con cuánto sabe, ni con cuántas actividades hace, ni sobre su vida social, ni a qué tipo de colegio va; tiene que ver con el brillo de sus ojos. Tú, como madre, como padre, podrás ver a través del brillo de sus ojos, siguiendo a tu sabia intuición.
Tu primer paso es aceptar que su brillo sigue ahí, o lo contrario, que se está apagando. El sistema educativo tradicional tiende a opacar ese brillo al estandarizar a todos, en un sistema poco flexible, donde muy difícilmente podrán seguir sus verdaderos intereses, y sus pasiones, un ambiente que no permitirá que se desarrolle su yo único y especial. Es por esto que te digo que hay otras opciones a la educación tradicional, que pueden lograr que el brillo de los ojos de tus hijos vuelva a irradiar. A brillar como cuando hace ya mucho tiempo y frente a ti, sin ayuda, lo viste dar sus primeros pasos o, lo que según expertos es lo más difícil de aprender en la vida, a hablar. Todo esto sin recibir «clases», solo acompañado de tu genuino amor. No dejes que ese amor por aprender, que es innato en los seres humanos, se apague.
Yo no creo que exista el método educativo perfecto, porque somos muy diversos. Entonces debes investigar, leer, reflexionar, y actuar para encontrar el que más se acerque a lo que quieres para tus hijos. En resumen, escucha tu intuición, y después actúa. ¡Buena suerte!